lunes, noviembre 19, 2007

Babel libros

Estuve averiguando qué libros eran apropiados para los bebés más pequeñitos. Una joven mamá que coordina un programa de guarderías, me recomendó que fuera a Babel Libros, que ellos eran especialistas en literatura infantil y distribuían las mejores editoriales venezolanas, mexicanas y españolas en ese campo.

Me pareció una suerte que la librería quedara en mi barrio y me fui a visitarla con Jean-Marie y Amalia en su carrito. Queda en una de esas casas lindas de la Soledad con un pequeño jardincito en la 39A, dos cuadras arriba del Parkway. Fue un gran descubrimiento. En un espacio acogedor y bien organizado tienen libros verdaderamente lindos para todas las edades. Una señora muy amable me separó todos los que podían interesarme.

Hasta ese momento la sección de libros para niños de la Panamericana, con muchos libros de ilustraciones grandes y sencillas y millones de libros armables, me había impresionado en la última feria del libro de Bogotá. Pero la calidad de los libros importados de Babel Libros no tenía comparación. Las ilustraciones hacen soñar, los textos son divertidos y llenos de poesía. La encuadernación impecable. Aunque de cartón irrompible, los libros son ligeritos, con muchas más páginas que los que hasta entonces había visto y se ven como libros de bolsillo normales.

Entre los colombianos tenían toda la serie de Chigüiro del genial ilustrador colombiano Ivar Da Coll. No compré ningún chigüiro porque me dejé engañar por una falsa promesa publicada en el Tiempo que aseguraba que a los niños que se pasaran por una exposición de Da Coll que montaron en la Biblioteca Nacional les regalarían un libro (después de aguantarme una sesión de cuentos larguísima a cargo de una especie de recreadores de Norma, resultó que ya se les habían acabado los libros, pero "si gusta esperar otra media horita le damos un afiche").

Afortunadamente en Babel compré dos libros que le han fascinado a Amalia. El libro de los ruidos de editorial Corimbo y otro libro de Alfaguara para jugar a ponérselo de máscara. Muy a mi pesar constaté que los precios no son como para pasarse por allá todos los días. En Colombia los libros son bastante caros, pero los libros para niños lo son aún más. Terminé pagando más de
80.000 pesos. Aunque creo que valió la pena, pues los libros se volvieron el único juguete que la entretiene más de cinco minutos, para la próxima visita tengo el plan malévolo de invitar a la abuela con su American Express.

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